martes, 28 de junio de 2016

No me apetece

Hoy no me apetece, no.

Ayer mi cajón se abrió de par en par y liberó un poquito más, si cabe, a mi monstruo.
No seguiré contando hoy mi historia por donde me quedé el otro día porque ahora mismo eso, tampoco me apetece.

No me apetece nada que me den ánimos, ni que me digan que todo irá bien, ni que es para mejor, ni que en nada estaré bien, ni nada.
No me apetece que me sequen las lágrimas, quiero dejarlas caer hasta que pierdan fuerza o ya no tenga más.

No me apetece que nadie que no sepa cómo me duele física y psicológicamente el proceso por el que estoy ahora mismo, venga y me diga "te entiendo".

No me apetece que me llame nadie. No quiero recibir llamadas de nadie ante quienes tengo que aparentar estar lo mejor posible para que no se preocupen. Primero yo, y sí que lo estoy... ¿Por qué voy a tener que hacer que no se preocupen los demás?
¡¡Si es que no me apetece!!
Nadie más que yo está en mi piel para saber cómo me siento, si me duele, me preocupa, me amarga o me hace fuerte.

Por otro lado tampoco me apetece ver sufriendo a la persona que día a día me está acompañando por este empedrado y asqueroso camino para encerrar a mi monstruo.
Veo cada día en su rostro la preocupación que éste refleja, su apoyo constante sin tener que decir ni una palabra para que sienta que está ahí, tan sólo dejarme hacer, dejarme sentir, dejarme llorar o gritar si es lo que me sale.
No quiero ver cómo casi le duele más que a mí.
Eso me duele más que mi propia herida y no me apetece. No me apetece ver cómo su rostro se transforma en el de un niño pequeño asustado ante la oscuridad de la noche que utiliza una sábana como escudo para que no le pase nada.

Pero... ¿Cómo conciliar eso con cómo me siento?
Sólo me sale llorar, quejarme y dormir. No sé cómo lo aguanta, pero ahí está, siempre está.
No me agobia, no me incita a hacer cosas que no me apetecen. Sí sugiere ideas o me sorprende de las mil maneras que sólo él puede hacerlo para que aún llorando suelte una carcajada.
Con él si quiero llorar, lloro... Si quiero dormir, duermo... Si quiero reír, río... Si quiero gritar, grito...

No quiero que se preocupe en demasía por mí y le advierto cuando tengo un día en el que me siento como hoy para que no haga caso a mis locuras momentáneas. Es mi única forma de intentar conciliar poder desahogarme todo lo que necesito intentando a la vez que no se preocupe en exceso por mi estado.
Sé que tan sólo quiere verme sana y feliz y hasta que no lo esté, no cambiará su cara.

De todo lo demás, nada me apetece.
No me apetece volver al quirófano la semana próxima, no quiero volver a notar mi corazón latiendo a mil revoluciones mientras espero a ser anestesiada, no quiero volver a sentir la incertidumbre de si habrá salido todo bien cuando esté recién despierta de la anestesia, no quiero pasar otros días en el hospital trastornando a la familia para que hagan turnos para cuidarme, no quiero sentir más dolor ni preocuparme por si surgirán nuevas complicaciones como la que me lleva de vuelta al quirófano.
No me apetece curarme cada día y ver todas y cada una de las estrellas habidas y por haber.
No me apetece seguir llevando este claustrofóbico sujetador, como mínimo, otro mes más.
No me apetece seguir durmiendo como una momia porque es la única postura conveniente tras mi operación para que se asiente todo y aún así surjan complicaciones.
No me apetece notar ese horripilante olor que sólo yo noto pero me hace morir de asco el hecho de que alguien más pueda percibirlo y por ello esté todo el día rociándome con agua de colonia como si me estuviera fumigando a mí misma.
No me apetece no poder abrazar a mis perras, ni que mi marido siga durmiendo con ellas en el sofá para evitar que sin querer, puedan hacerme daño.
No me apetece que ante la imposibilidad de hacer cosas siga doliéndome cada día más la espalda.
No me apetece seguir cambiándome cada 3 días los asquerosos parches de morfina.
No me apetece seguir en casa sin trabajar sintiéndome una vieja pocha de 26 años.

Pero todavía me apetece menos que nadie venga a, con toda su buena intención, tocarme los cojones diciéndome que no es para tanto, que no lo piense y que pronto todo habrá acabado. No me apetece que me digan que hay gente muchísimo peor, cosa que ya me repito yo muchas veces y de la que soy consciente, pero eso no quita que a mí no me duela lo mío... No me apetece que nadie me diga nada parecido a todo esto y tampoco me apetece que se compadezca nadie de mí. No... Hoy no. 

Hoy me apetece sumergirme en mi propia mierda y nadar en ella, sacar sólo la cabeza para respirar un poco.
Me apetece repasar una y otra vez la asquerosa imagen que refleja el espejo de mi monstruo que hoy estás más crecido que nunca.
Me apetece quejarme de cuánto me duele, de qué meses de mierda me esperan, de lo harta que estoy de todo.
Me apetece gritar que siento asco, que me da asco lo que veo, lo que siento y lo que me queda por sentir hasta que por fin esté curada, y aunque lo que vea no es lo que querré ver, eso será lo de menos porque al menos veré sano a ese monstruo de mierda.

Si pudiera utilizar la fuerza (cosa que sólo empeoraría mi herida) daría golpes contra algo, rompería cosas... Ufff eso sí me apetece. Soltar la rabia.
Salir a la terraza y gritar que me siento mal, que me duele y que sólo me calma dormir a ratos porque sólo entonces es cuando no siento nada.

Que no se asuste nadie... Esto que escribo es mi forma de gritar, golpear cosas y soltar la rabia.

Quizás ya mañana esté mejor, haciendo mis chistes malos mientras me atiborro de helado y veo telebasura, mi adorada telebasura, esa que tanta gente critica y luego la ve a escondidas como si fuera algo de lo que avergonzarse... Esa es mi salvación muchas horas al día. Como la de tanta gente que triste o enferma no sale de casa y cuando toca alguno de sus programas favoritos no siente dolor ni tristeza, se abstrae y por un rato nada duele.

Quizás mañana y seguramente sea así, saque a flote esa fuerza interior contra la que no puede nadie y me encuentre mejor.
Seguramente mañana le dé un empujoncito al cajón y meta hacia dentro a mi monstruo para que me deje un poco en paz.

Pero hoy... Hoy no me apetece.























No hay comentarios:

Publicar un comentario